—Cariño, tengo hambre —dice la hembra.
— Sorry, no eres tú, soy yo...
Dadas las caníbales costumbres de la mantis hembra, al macho ni tiempo le da de echarse un cigarrito después de la escena de amor. Come y tiene que irse, pisa y corre.
Probablemente, algunos machos humanos tengan también que huir de su pareja.
Moraleja: En cuestiones de amor, permanece siempre con la cabeza puesta.
Imágenes de mantis religiosa tomadas de botanical-online.com y mx.depositphotos.com, en orden de aparición.
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